Siénteme libre.

En nuestra naturaleza está grabada a fuego la necesidad de sentir cercanía, el sentimiento de afiliación. Vamos otorgando nuestro propio precio y valor a las cosas que nos rodean y después nos creemos que habiendo creado ese vínculo, el objeto nos pertenece. Ni siquiera podemos acertar con absoluta seguridad dónde y cómo va a caer una piedra que lancemos nosotros mismos. Y a pesar de ello y a pesar de comprobarlo reiteradas veces, un día encontramos un parecido que capta nuestra atención en su totalidad; que nos fascina y nos mueve. Nos enamoramos. Nos sentimos desorientados, ha venido a quitarle el valor a todo lo demás, tan rápido, tan fuerte que no sabemos cómo usar todo lo aprendido. Queremos aprehender su esencia y averiguar qué es eso incontrolable y adictivo. Nos entregamos al afecto, tan vivo cuando lo disfrutamos libre y sano y tan doloroso cuando no encontramos su medida y lo queremos retener, poseer; y enfermizo nos consume y duele. Por eso, tú, diamante en bruto, siénteme libre. Admiremonos antes en una distancia temible, prudente y soportable. Conóceme cerca, acostumbrémonos a un nuevo calor para no quemarnos después. Siénteme plena con mi imperfección sincera. Compartamos todo lo que podamos compartir y respetemos y admiremos lo que es privado, nuestra esencia,  maravillosa en su intimidad.




Comentarios

Entradas populares