El cielo gris me buscaba para llevarme de vuelta allí donde las sombras lo hacían todo más íntimo. Nos cubrían la vergüenza y nos bajaban la pena. Tú también deberías estar allí esperando como de costumbre. Un autobús podía haberme acercado y yo podría haberme atrevido a subirme. Pero el cielo gris de hoy me pesa y calada a calada el adiós es más real y más denso. Y no me miras, y nos vamos despidiendo. Mis piernas no vienen conmigo, no correrán otra vez más fingiendo prisa. Y es así porque cada vez iremos sintiendo menos y recordando más. El camino de vuelta lo ocupo de preguntas que siento como si las personas que pasan a mi lado pudiesen escucharlas. ¿Cuándo empezamos a ser conscientes de estar desnudos delante del otro?¿Por qué si todo es triste hoy yo no siento pena? Mi cuerpo chupa toda la música y se relaja. Tranquilamente voy apreciando tu sabor del poco a poco. Amarte a veces es gris brillante, a veces rojo...¿azul?



Comentarios

Entradas populares